lunes, 19 de marzo de 2012

La revuelta

Corrieron para salvar el cuerpo. Atrás, las fuerzas del orden.

Pero los carros no lograban aplastar el anhelo de un país justo, las sirenas no acallaban los gritos, el agua no disolvía la rabia, los gases no intoxicaban las ideas, los escudos no detenían la revuelta, los golpes no amorataban las almas, las balas no mataban los sueños.

Podrían esparcirlos, pero nunca separarlos. Volverían una y otra vez; juntos.

sábado, 17 de marzo de 2012

Maldito

Un breve comentario antes de este cuento. No he logrado escribirlo como quiero. Seguramente, en el futuro publique otras versiones. Sus comentarios serán bien recibidos.


MALDITO


El señor salió de la habitación, cerró la puerta y caminó con aire bonachón.


Adentro, la niña soltó las lágrimas desde los ojos a los pies. El ardor, ese ardor, le carcomió nuevamente el cuerpo y el alma.


Repitió entre dientes: "maldito, maldito, maldito, maldito"... A veces a gritos, a veces sin voz.


En el primer piso, abajo, la madre preparaba la cena para el señor.


Afuera, los vecinos gastaban las últimas horas de la semana frente al televisor.


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jueves, 8 de marzo de 2012

Secretos para mañana

Las nubes taparon las últimas estrellas. Las hojas del gran árbol comenzaron a mecerse al ritmo de la brisa tibia.


Cerró la ventana. Se tendió en la cama con los pies hacia la cabecera. Introdujo la llave y abrió el pequeño candado.


Por unos momentos cerró los ojos y mascó el lápiz. Luego de unas muecas continuó escribiendo su adolescente femineidad.


Afuera las gotas comenzaban a mojar la tierra.


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martes, 6 de marzo de 2012

El gato

El muchacho cerró un ojo, apuntó, contuvo la respiración y jaló del gatillo. El gato estiró las patas, bostezó y siguió durmiendo.

El sol del medio día calentaba el aire y el pavimento. Los árboles se mecían fatigados.

Nosotros no dábamos crédito a los sucesos. El televisor guardó silencio.

Partir

Recorrió la casa ya vacía. Guardó los últimos recuerdos en el alma y el alma la acomodó en la mochila.

Montó la bicicleta. Comenzó a pedalear.

El oficinista

Levanto la vista, miró por la ventana. Allá afuera transcurría el día, transcurría la vida. Sintió un profundo deseo de encender un cigarrillo y continuó.

Distancia

La bola rodó por la escalera y el niño la observó alejarse...