jueves, 28 de febrero de 2013

El nuevo sol


“De las alturas del Oeste bajará la esperanza y del fuego del Sur surgirá la fuerza”. El 21 de Junio de 2018, éste mensaje se leyó en los comprobantes de transacciones financieras realizadas electrónicamente en toda Latinoamérica. De no ser por algunos comentarios en las redes sociales, habría pasado desapercibido, porque no atrajo la atención de la prensa oficial. Al año siguiente, el mensaje volvió a aparecer y rápidamente se transformó en “trending topic”; los noticieros dedicaron valiosos minutos para comentar el tema y las autoridades no quisieron manifestarse, señalando que las brigadas del cibercrimen de la región estaban trabajando coordinadamente en el caso. Después del solsticio de invierno de 2020, los gobernantes de los países del Mercado Común del Sur informaron que se había detenido a un joven del norte de Argentina, acusado de sabotaje informático y poner en riesgo la estabilidad financiera del hemisferio; el muchacho fue condenado a 10 años de cárcel. Sin embargo, el mensaje se repitió, año tras año, hasta 2024; sin que ningún grupo de activistas se atribuyera su autoría. Para algunos, se trató sólo de una broma bien ejecutada, pero para un grupo no menor de la población, fue considerada la primera profecía de la era digital. Durante los siguientes años el mensaje se pudo leer en muros y camisetas por todo América de Sur.

Tras el inicio de la caída de los estados capitalistas; impulsada por las sucesivas crisis económicas en occidente, las revueltas asiáticas esclavo-obreras de 2030, la crisis energética global, el profundo deterioro ambiental causado por la explotación irracional de los recursos naturales y la contaminación del aire y el agua, sumado a la incapacidad de las entidades regionales para detener la especulación y corrupción de los grandes consorcios transnacionales, los países de Sudamérica fueron quedando, poco a poco, en manos de las mafias de emprendedores que controlaban el negocio de las armas, los alimentos, el conocimiento y el trabajo. Las autoridades políticas, pagadas por organizaciones privadas, se dedicaron a ejecutar leyes de contención social, perdiendo toda capacidad de administración nacional o regional.

Para mediados de 2036, miles de empleados, profesionales y técnicos latinoamericanos sufrían la pérdida de todo poder de consumo, de endeudamiento y, lo peor, toda esperanza de subsistencia luego que colapsaran las industrias para las cuales habías sido entrenados; sin que tuviesen los conocimientos mínimos para producir sus propios alimentos. Los campesinos de los principales territorios agrícolas, vieron morir sus tierras producto de los monocultivos, los agroquímicos y la pérdida de semillas luego del acuerdo de 2027, que entregó a tres compañías europeas de transgénicos patentes de exclusividad vegetal.

No tan lentamente, la población comenzó a perder el sentimiento de pertenencia nacional, que durante los siglos XIX y XX habían sido el fundamento da la dominación capitalista; al tiempo que, las fronteras fueron quedando sin vigilancia, debido a que las autoridades concentraron sus esfuerzos en controlar sucesivos levantamientos en las principales ciudades del continente.

2039 es recordado como el año de la purificación, luego que entre el 21 y 24 de junio ocurrieran terremotos que destruyeron las ciudades donde se ubicaban los últimos enclaves financieros y, durante los meses siguientes, erupciones a lo largo de Los Andes Centrales y del Sur arrasaran con los terrenos utilizados por las empresas agroindustriales. Los gobiernos y la banca fueron incapaces de apoyar a la población damnificada y observaron resignadas cómo la naturaleza acababa con los bienes de capital y producción que les otorgaban las últimas cuotas de poder que compartían con las mafias de emprendedores. Debido a la precisión de los eventos naturales, los voceros de la Agencia de Seguridad Regional acusaron a un grupo de científicos, que habían sido parte del programa de investigación del Centro Experimental de Geoarmas, desarrollado en conjunto por el Ejercito de Chile y la antigua Universidad de La Frontera (hoy recuperada bajo el nombre Centro Policultural Kimlu), de haber cometido uno de los atentados terroristas más grandes del siglo XXI. Sin embargo, dado el fracaso de las investigaciones policiales para detener y exponer a los inculpados, al igual que en ocasiones anteriores; se sospechó que las acusaciones eran una maniobra publicitaria de la autoridad.

Para 2042, cientos de comunidades agrícolas habían surgido en los territorios no contaminados de la cordillera, desde el Altiplano hasta la Patagonia, formadas por personas que habían recurrido a los graneros y conocimientos de los campesinos indígenas, que pese a la presión político – comercial de los gobiernos capitalistas, se mantuvieron al margen de la especulación genética de la agroindustia internacional. Gracias a su labor cuidando y compartiendo, fuera de la ley, conocimientos ancestrales y especies autóctonas, se vio resurgir la vida y el sentido de pertenencia social en un continente marcado por la pobreza, la desesperanza y la muerte.

-Así hermanos, este solsticio de invierno de 2048 llegamos a celebrar Inti Raymi, reuniendo en Machu Pichu a las antiguas y nuevas comunidades autónomas que habitan en los 4 suyus, para proclamar el nacimiento de un nuevo sol para el continente -habló Willaq, y continuó-. También quiero comunicarles que me ha llamado desde Temuco la hermana machi Ailén, para contarme que en el cerro Ñielol se han reunido las comunidades del wallmapu, quienes han comenzado esta mañana su celebración del We Tripantu, con un suave temblor y los volcanes encendidos -risas entre los asistentes-. De esta manera, los habitantes de Los Andes les recordamos a los malos hombres que esta tierra, nuestra tierra, la que nos quitaron y envenenaron, ha sido recuperada y está siendo sanada de sus dolores, y que un nuevo futuro se levanta, alumbrado por el sol que iluminó a nuestros ancestros, antes que las sombras y la muerte mancharan con sangre los días de nuestros padres. Hoy proclamamos el fin del tiempo de los estados de la América capitalista y la formación de una nueva organización social y territorial indígena y mestiza, donde todos y todas trabajaremos para tener una mejor vida, respetando la dignidad de las personas y la naturaleza -el discurso de Willaq se extendió por unos minutos más, para dar paso a las celebraciones, llenas del colorido, la música, los bailes y la alegría que caracteriza las fiestas andinas.

En 2051, a la celebración del solsticio de invierno se sumaban cientos de comunidades autónomas de la amazonía y la patagonia oriental. Y en los muros de todo el continente se volvió a leer : “De las alturas del Oeste bajará la esperanza y del fuego del Sur surgirá la fuerza”.

1 comentario:

  1. Tras variadas lecturas y con los arreglos pertinentes, puedo solamente decir que este cuento es el más logrado de todos. Felicitaciones

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