Luego que la voz metálica del megáfono del vagón advirtiera que los pasajeros no debemos incentivar con nuestras monedas a vendedores y músicos ambulantes, en medio de nuestras risas cómplices, siguió sonando la melodía que interpretaba ese joven tan parecido a nosotros.
Al llegar a la estación, el músico se alejó cargando el justo pago por ese momento de alegría.
como nosotr@s, es cierto.Cantemos , tararemos..canciones y cuentos!
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