-¡Qué estás haciendo niña loca! -dijo la madre, al ver como María lanzaba sus cuentos de hadas al fuego-, esos libros son la herencia de mi abuela.
-No quiero la frustración de no ser descubierta por un príncipe azul. Tampoco quiero hacer a quien sea mi pareja, lo que le hiciste a mi padre.
-Niña loca, niña loca -repetía la madre viendo arder el legado matriarcal.
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